Hay pocas cosas que me irritan más que un perro metido en el bolso de una señorita entaconada.
Hay ciertas razas que por su tamaño han sido victimas de la cosificación, que sufre tanto la mujer como el mismo perro. Es curioso saber que algunos de estos perros como el shih tzu y el pekines, provienen o se asocian los monasterios budistas. En la actualidad son objeto, literalmente, de un modelo de mujer, que está pendiente del perro pero para combinarlo con los zapatos.
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